Fotografía de Cesar Paes Barreto
Recuerdo que hace años descubrí que la palabra "radical" viene del latín radix, -icis (raíz). En el diccionario de la Real Academia, la primera acepción reza, literalmente, "perteneciente o relativo a la raíz". Ser radical no implica únicamente posicionarse en un extremo tajante. La radicalidad busca el origen, la raíz, aquello que está más hundido en la tierra.
A muchos proyectos educativos alternativos se los tacha de radicales en cuanto a que sus postulados pedagógicos parecen rompedores. Es posible que sea cierto, es posible que haya una brecha respecto a la educación "convencional". Pero es que hemos llegado a un punto en que lo convencional puede convertirse en un sinónimo de mediocridad, de demostración de ausencia de energía vital, de fagocitación de la imaginación creadora del ser humano.
Abro esta pequeña reflexión del lunes con estas breves palabras y con el documental "La educación prohibida", muy recomendado para una sesión de tarde en casa con algo calentito en estos días de paso hacia la primavera.
http://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc
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http://youtu.be/-1Y9OqSJKCc
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